A finales de los años sesenta, y comienzos de los años setenta, la imagen que se tenía de los diésel no era ni tan siquiera comparable a la que ahora la opinión pública tiene del gasóleo y, por ende, de los motores diésel. Las posteriores crisis del petróleo no harían otra cosa que acelerar la introducción del gasóleo en Europa, a diferencia de lo que sucedía en otros mercados, como Estados Unidos. Y el éxito que en última instancia alcanzaría el diésel tendría mucho que ver, primero, por los esfuerzos de la industria europea para desarrollar la tecnología de sus motores de gasóleo y, segundo, por prototipos que como el Opel GT diésel de los récord de 1972 sirvieron de banco de pruebas de la tecnología, y para mostrar de qué eran capaces estos motores.
Entre finales de los años sesenta y los años setenta, Mercedes-Benz había estado desarrollando sus “laboratorios sobre ruedas” C111, una saga de prototipos en los que probarían numerosas tecnologías, desde los motores rotativos, hasta los diésel, con intercoolers y turbos.
Pero antes de que Mercedes-Benz revisara su saga de prototipos C111 con motores diésel, y de nuevo demostrara sus cualidades sobre la pista, batiendo diferentes récords, Opel había hecho lo propio. Así se presentó en junio de 1972 un prototipo del Opel GT con motor diésel, con la aerodinámica optimizada, y listo para batir varios récords, incluido el de alcanzar los 197 km/h, desde parado, en un kilómetro.
Por su diseño exterior, cualquiera diría que esta barqueta había tenido su origen en un Opel GT. Su diseñador llegaría a reconocer que, para cumplir con lo ajustado del presupuesto que se les había asignado, su proceder fue el de emplear una mula que inicialmente sería descapotable, para el proyecto del Aero GT, y recortar el parabrisas. Lo siguiente que harían sería optimizar al máximo su aerodinámica, eliminar todo aquello que fuera prescindible para así ahorrar peso, instalar una cúpula de Plexiglass y, como no podía ser menos, un motor diésel de 2.1 litros de desplazamiento, y turbo, bajo el capó. Un motor que entregaba la respetable cifra de 95 CV.
Durante dos días completos, y tres noches, este irreconocible Opel GT estuvo rodando sin parar en el circuito de pruebas de Opel en Dudenhofen. Y durante ese tiempo no paró de batir récords, el de los 10 kilómetros, los 100 kilómetros, 500 kilómetros, 1.000 kilómetros y así hasta recorrer 10.000 kilómetros en solo 52 horas. De manera que este Opel GT diésel no solo había conseguido alcanzar los 197 km/h de punta – una velocidad que no alcanzaba el Opel GT de la época – sino también mantener una media de 190,88 km/h durante más de dos días de rodaje.
FUENTE: https://www.diariomotor.com